única pregunta legítima sigue siendo para ambas partes la siguiente: semejante
limitación de nuestro saber a la relación que mantenemos con el mundo ¿debe
llegar o no hasta el punto de descalificar la posibilidad de sostener un
discurso universal a cerca de la naturaleza misma?’
una construcción artificial desde la revolución industrial en pleno siglo XIX.
El poder de la tecnología reside en cómo intervenir en la vida, tanto de forma
pública –en cuanto a relaciones se refiere-, como en la vida biológica
–medicamentos, alimentación…-.
pintoresco en la cultura inglesa, tomado como ejemplo de vida popular, como modus vivendi homogeneizador, es la
vocación por recuperar la belleza de lo natural, lo saludable y lo no manejado
por El Hombre. Esto, eso sí, de forma artificial. El artificio termina siendo
en nuestra sociedad la forma más ‘natural’ de actuación sobre nuestro entorno,
cuando esa acepción deja de atender a una cualidad determinada de las cosas en
su estado nativo/original, para referirse a ‘lo dicho de una cosa: Que imita a
la naturaleza con propiedad’. Es decir, que imita, que genera a través del
artificio, en estos días a través de la industria.
industria química de la alimentación desde la tríada: Estética/Ética/Esteticismo.
Uno de los intereses de esta artista parece residir en la cuestión de la
alimentación, no como una banalidad crítica sino como un juego lingüístico
entre las diferentes acepciones que tiene una misma palabra y la potencia y
poder que ejercen significados diametralmente diferentes sobre el objeto en sí,
que en este caso es la alimentación. ‘De ello resulta una reducción sistemática
de las cosas artísticas a las cosas de la vida, una puesta entre paréntesis de
la forma en beneficio del contenido humano, significativo por excelencia desde
el punto de vista de la estética pura’[1].
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Detalle de Still Alive |
La artista apuesta a través
de un juego lumínico de visibilidad e invisibilidad por un análisis contra la
representación ‘populista’ del objeto como un ‘en sí’ opaco, denso y duro, una
antítesis del análisis intelectual que es el ‘para sí’. Lo que viene expresando
Bengoechea es cómo la sociedad de consumo despliega un telón de opacidad del
que brota una imagen perfecta del objeto de consumo, idealizada y pornográfica,
que juega con la transparencia ficticia como un maquillaje que reviste su
verdadero sentido, o su verdadera estructura -composición-. Desde su punto de
vista, la artista entiende al pie de la letra, con toda su literalidad, lo que
Bourdieu describe en su sociología del gusto como la ‘cultura como acción de
cultivar’. Una evidencia tal que ella toma desde los inicios de su trayectoria
artística analizando los modos de consumo alimenticio y la naturaleza de esos
bienes consumidos y la manera de consumirlos.

obra tiende a establecer su propia red legitimadora y por tanto a establecer
cada vez más telones de opacidad, supone que desde It’s alive se impone la necesidad, a través del carácter dinámico
de presentación de la obra, de ir legitimando y deslegitimando constantemente
el discurso. A través de la presentación de una dualidad entre unos frutos
impecables e incoloros –en cierta manera, hasta apetecibles-, estampas
decimonónicas de especies vegetales y un mural que representa ‘La Primavera’ de
Botticelli, y su reverso activado mediante la ausencia de luz, deslegitima la
representación anterior y así en un movimiento infinito.
producción de la artista es un universo de posibles, un ‘modo de percepción
que establece cierta disposición y cierta competencia’[2],
que no ella desarrolla de forma dialéctica, desde el lenguaje plástico y el
valor simbólico que arroja luz sobre aspectos de la producción industrial que a priori no son visibles o que se
desconocen. Pero la realidad más cruda no es la del alimento sin procesar es la
de nuestra capacidad de adaptación biológica y social. Una capacidad que es
tecnológica, desde la ciencia, considerando su estructura, funcionamiento,
evolución, distribución y relaciones, la biología y sus avances se convierten
en la cuna del progreso científico. Esa realidad es que a pesar todo,
seguiremos respirando y alimentando la ilusión de la iluminación inmediata, que
es uno de los elementos indispensables del placer de consumir.
Bengoechea apuesta por la
continuidad entre arte y vida, que implicaría la subordinación de la primera a
poner en sospecha la segunda, es decir, aprehender o imaginar algo por
conjeturas fundadas en apariencias o visos de verdad. Esta es la sospecha
entendida en su significado reglado. Esto es
establecer la sospecha como método filosófico. Se trata de buscar por detrás y
encontrar quizá la negación de lo preexistente u otra forma totalmente
diferente. Por ejemplo, Marx, Freud y Nietzsche como los fundadores de la
cultura contemporánea, son exploradores y destructores de los sistemas
sociales. Los tres generan una “relación oculto-mostrado […] con los medios a
su alcance, es decir, con y contra los prejuicios de la época.”[3],
y sus estructuras sistemáticas. En Marx se desvelan los mecanismos del capital,
en Nietzsche los mecanismos de la moral y en Freud los mecanismos de la
sexualidad. Todo un sistema artificioso constituido por algo no humano como una
patología común, el sistema de valores –formas artificiales del comportamiento
social-.
Desde It´s alive, la propuesta expositiva traída de Las Palmas de Gran Canaria y ampliada ahora en la sala SAC,se le da más fuerza al sentido de los binomios contrapuestos de lo real-irreal y construcción artificial-producto ‘natural’. La creadora establece su investigación artística como una verdadera crítica hacia los modelos de producción
de alimentos, a partir de una perspectiva histórica, y de la relación entre hombre y
naturaleza. Con un montaje desarrollado con un gran cuidado, se analizan cuatro elementos alimenticios -la papaya, el pepino, el maíz y el tomate-, diseccionados y estudiados como si de antiguos análisis botánicos se tratara, y puestos a disposición de la química en su su reverso lumínico. El recorrido narrativo de la exposición, de una eficacia contundente, se sirve de La Primavera de Boticcelli como paradigma alegórico de la cultura humanística y neoplatónica. En este recorrido el tiempo ya era un elemento en suspenso, a partir de la mezcla entre lo pagano y lo cristiano que supone un contraste que la artista aprovecha para introducir una narración contemporánea. Esta obra, titulada Still alive, es el decantado de todo ese proceso de investigación acerca de los cambios genéticos de la producción alimentaria y la doble faz que muestra esta con respecto a su imagen pública.
La exposición, que se podrá ver hasta el 4 de noviembre de 2016, es tan recomendable por el uso de los intereses de la artista a nivel plástico, como por el proceso que parte de la instalación. Luna Bengoechea se posiciona como una artista que promete en un futuro elaborar proyectos realmente conectados con su propia cotidianidad, transcendida a una preocupación global.
Artista: Luna Bengoechea
Exposición: It’s alive
Lugar: Sala SAC. Gobierno de Canarias.
Fechas: 9 septiembrel – 4 noviembre 2016
Fotografías: Aday Palmero